Ramiro Pereira-.
Apenas si contengo
ese movimiento torpe
que procura engullirse el universo
y no se contiene en su punto.
Es la discreta efigie
de un obrar poblado de mundos agitados,
mientras transcurren las cosas,
indiferentes a mis afanes.
La onda mueca pervive en el umbral
de mis atardeceres vanos, de mis ansias presurosas
y busco el momento en que el mundo se hace comprensible
cotidiano y amable.
Calor extraño del establo conocido,
te deploro y te preciso, cada tanto.
pues si pretendo el cobijo de tu abrigo ,
es la busca la que ordena mi alma en armas.
Apenas si contengo
ese movimiento torpe
que procura engullirse el universo
y no se contiene en su punto.
Es la discreta efigie
de un obrar poblado de mundos agitados,
mientras transcurren las cosas,
indiferentes a mis afanes.
La onda mueca pervive en el umbral
de mis atardeceres vanos, de mis ansias presurosas
y busco el momento en que el mundo se hace comprensible
cotidiano y amable.
Calor extraño del establo conocido,
te deploro y te preciso, cada tanto.
pues si pretendo el cobijo de tu abrigo ,
es la busca la que ordena mi alma en armas.